Docente: FABIOLA G. ARCE
Esta actividad se realizó el 31 de octubre de 2020, constituyéndose en la tercera actividad oficial del Programa “Seamos Escuela”, teniendo como ponente FABIOLA G. ARCE1.
La ponente inició reflexionando sobre el concepto de “incidencia pública”, precisando que no existe una respuesta única. Con intervención de los participantes (César Velarde y Rosalucía Sánchez) se logra destacar algunos elementos (características): implica la iniciativa desde la ciudadanía, participación en aspectos que tienen que ver con funcionarios y el Estado a través de muchos medios; y organización.
También, habló de la vinculación de participación ciudadana con el concepto de democracia como un proceso en permanente cambio y desarrollo con peligro de desdemocratización destacando que ofrece a la población un régimen de poder colectivo para determinar su propio destino (Tilly, 2007).
Por tanto, estamos ante: i) Tipos de relaciones entre el Estado y los Ciudadanos, ii) Integración entre las redes interpersonales de confianza y la política pública; iii) Separación de la política pública de las principales desigualdades en torno a las que los ciudadanos organizan sus vidas cotidianas; y iv) Autonomía de los principales centros de poder.
Desde esta perspectiva, abordó el estado de la democracia en el Perú a partir del índice Freedom House Libertad en el mundo – Reporte 2019, en el que se nos califica con 73 puntos de 100 (país libre), concluyendo que:
Perú ha establecido instituciones políticas democráticas y ha sido objeto de múltiples transferencias pacíficas de poder, aunque los recientes escándalos de corrupción de alto perfil han erosionado la confianza pública en las instituciones democráticas y han obstaculizado las operaciones políticas normales. Los grupos indígenas sufren discriminación y una representación política inadecuada.
Al respecto, destaca que, pese a tener una calificación relativamente positiva tenemos desconfianza, escándalos de corrupción y una serie de elementos que obstaculizan nuestra participación como ciudadanos.
Asimismo, precisó que generalmente la participación ciudadana va ligada a diversas articulaciones con variantes de éxito dependiendo de cada contexto. Entre los movimientos sociales en este marco se pueden destacar: laicismo, antirracismo, sindicalismo antiespecismo, feminismo, movimiento LGTBIQ+, teología de la liberación, pacifismo, antiglobalización, anticonsumismo, antifascismo, ecologismo, etc. Todas ellas posturas contemporáneas y vigentes.
También, destacó la incertidumbre derivada de la virtualidad (lo virtual) y la presencialidad (lo presencial) particularmente en un contexto de pandemia, lo virtual tiene una repercusión importante en las políticas públicas. De manera conjunta, con los participantes, se identificaron grandes movimientos con presencia en la virtualidad, entre los cuales se destacan #NiUnaMenos, #BlackLivesMatter entre otros tantos. Aquí se destaca que la evidencia empírica apunta a que los movimientos sociales más exitosos son aquellos que combinan tanto la virtualidad como la presencialidad.
En tal sentido, destacó la participación ciudadana cuenta con un respaldo constitucional (artículo 31°). Así, existe una interesante relación entre “derecho” y “deber”, siendo que en nuestro medio y contexto no se le otorga el debido lugar en nuestra sociedad.
Al respecto compartió su experiencia entrevistando a diversos voluntarios y que le ha permitido establecer, entre otras cosas que, las luchas sociales en el Perú se impulsan por personas comunes y corrientes que sin embargo pueden cambiar la sociedad de formas inesperadas.
A continuación, los participantes compartieron sus experiencias en torno al contenido de la presente sesión. Julio Altamirano (Lambayeque) describió su experiencia con la construcción de la “Agenda Cultura” donde se dio continuidad a una iniciativa originalmente impulsada por artistas, logrando su inclusión en la agenda política local. Nuria Oblitas (Arequipa), incide en los obstáculos que se enfrentan al momento de pretender realizar incidencia política; narró su experiencia impulsando una iniciativa académica y política de género e igualdad; destaca la importancia de las iniciativas grupales pero también aquellas de naturaleza individual.
Rosalucía Sánchez (Huancayo) contó su experiencia respecto a la “Ley Pulpín” y la inclusión de las manifestaciones culturales en jóvenes; describió como limitación el inadecuado manejo los intereses de grupo de algunos de los actores; así como lo importante que fue dicho movimiento social para el posicionamiento de nuevos liderazgos.
Diego Lazo (Arequipa), describió el movimiento de apoyo al Valle del Tambo en la ciudad en las que se difundió las observaciones formuladas por Naciones Unidas al proyecto y se movilizó a la población; destacó como aspectos que se logró movilizar a una mayoritaria parte de la población y la represión que hubo como respuesta.
La ponente destacó la importancia de la articulación de actores nacionales e internacionales, el uso de música y elementos culturales locales que potencian nuestra incidencia; también considerar los costos (monetarios y humanos) y riesgos de la incidencia; además la importancia de la experiencia en los espacios de incidencia pública.
Luego, abordó el tema de individualidades versus política en cuanto a que en determinado momento la dinámica llega a personalizarse. Así, destaca la importancia de identificar elementos integradores incluso en propuestas políticas aparentemente confrontadas; y que nuestra actuación nos trascienda recordando que hay elementos que van más allá de los individuos.
A continuación, como ejercicio, invitó a intervenir a los participantes a efecto de elegir una causa (tema) que pueda integrar a todos los participantes. Luego de lo cual, después de una votación se seleccionó el “derecho al aborto terapéutico para menores violadas”.
Se continuó con el análisis de las debilidades que atravesaría el grupo para abordar este tema: señalándose entre otras que no existe una experiencia previa como grupo, no todos tienen el mismo nivel conocimiento del protocolo; la diversidad de posturas respecto al tema (los discursos y valores potencialmente disímiles); mensajes previos y su comunicación; cuál es el rol que corresponde cada uno (el rol depende de la capacidad); nuestros límites de aproximación. Siendo cada uno de los elementos analizados y desarrollados por la ponente. Al respecto recomendó tener en cuenta el autocuidado para preservar nuestra disposición para la incidencia[1].
Los intervinientes destacaron además la existencia de los grupos opositores y su rol confrontacional (Rosalucía Sánchez); también se resaltó el tiempo como un factor importante a tomar en cuenta siendo que muchas veces termina siendo una gran limitación (Johana Torres). Al respecto, la ponente recomendó la honestidad como respuesta.
Se señaló además que las personas que realizan activismo pueden hacerlo en la medida que se encuentren satisfechas sus necesidades mínimas (Natalia Arbildo). Por otro lado, se planteó que en ocasiones se presentan tensiones entre las banderas políticas y las del activismo (Diego Lazo). Frente a estas dos cuestiones, la ponente destacó que las organizaciones de activismo tienen distintas estrategias para afrontar estas posibles tensiones (requerir exclusividad en la participación, por ejemplo).
A continuación, la ponente procedió a explicar, desde su perspectiva, qué elementos necesita nuestra sociedad y cómo deberían expresarse, entre los cuales destacó a la democracia, el reconocimiento, la empatía, los derechos humanos y la resignificación de la historia. Asimismo, destacó la importancia invitar a soñar a los destinatarios de nuestro discurso.
También, sugirió aprovechar la potencialidad de un grupo diverso para articular iniciativas alternativas desde una perspectiva no capitalina. También recomendó considerar elementos contextuales y ventanas de oportunidad (en ocasiones pequeños movimientos tienen mayores efectos que grandes movimientos, por darse en momentos específicos)
Finalmente, respecto a la relación de activismo con la política, destacó que existen diversos espacios de participación política además de los partidos, municipalidades o Congreso, por lo que invitó a repensar la participación de cada uno de los diversos espacios que existen. Destacó la importancia de la preparación y conocimiento en la política, pero precisó que ello no reemplaza en absoluto la representación como origen de legitimidad; así, se puede contratar técnicos y profesionales en cuanta materia se requiera, pero no se podrá reemplazar el rol que desempeña un líder nativo o de comunidad.
[1] Al respecto, sugirió revisar los manuales de Amnistía Internacional al respecto.
- Investigadora social y asesora en políticas públicas. Ella forma parte del Grupo de Investigación en Instituciones, Políticas y Ciudadanía del Centro de Investigaciones Sociológicas, Políticas y Antropológicas de la PUCP, donde es también pre-docente de la especialidad de Ciencia Política y Gobierno. Se graduó como politóloga con mención en política comparada por la PUCP, tiene estudios de maestría en Estudios Culturales por la misma Universidad. Ella además se ha capacitado en Dirección Estratégica para la Defensa y Administración de Crisis con la Marina de Guerra del Perú y el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry, y cursa el Diplomado en Sexualidad, Derechos Humanos y Políticas en Educación y Salud de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Fabiola es también activista y defensora de Derechos Humanos y es Directora de la Junta Directiva Internacional del movimiento global de derechos humanos Amnistía Internacional. ↩︎